martes, 22 de enero de 2013

¿POR QUÉ SE ACABA EL AMOR ANTES QUE LA HIPOTECA?

¿Porqué se fractura la relación?


NO NOS UNE EL AMOR, SINO, EL ESPANTO. Decía Borges



En la desintegración de la pareja, un factor muy importante es la falta del deseo sexual.

¿Por qué ocurre esto? Existen muchos factores que pueden desencadenar este problema; no obstante,  voy a intentar brevemente hablar sobre este tema desde una perspectiva fundamentalmente sociológica, como fenómeno social.
Hoy los modelos culturales han cambiado; hombres y mujeres se igualan en la esfera pública. Ambos comparten situaciones de incertidumbre y riesgo sobre su situación laboral.
El tiempo que dedican a su pareja es más restringido y concreto - limitándose a ciertos momentos para compartir afectos sin interferencias externas como el trabajo, economía, los hijos, problemas familiares de otra índole, etc.
Estas situaciones si no se afrontan con el dialogo, pueden desembocar en conflictos relacionales. La pérdida del deseo sexual es la más frecuente, y puede desencadenar la ruptura de la pareja. Estudios sobre el creciente aumento de las dificultades sexuales masculinas, frente al descenso de las femeninas lo demuestran. Solo hay una que es común a ambos la falta de deseo; es el colofón de todo, debido en su mayor parte a la inadecuación o asimetría en las diferentes áreas de la propia relación de la pareja.
Cuando los encuentros sexuales se hacen cada vez más forzados y rutinarios estamos hablando de una situación de alarma, que hay que abordar. A veces unos ligeros cambios en la rutina de la pareja pueden ser un gran paso para evitar el deterioro.

Relaciones sexuales felices y satisfactorias.
El hombre es progresivamente menos necesario para las mujeres no solo para la reproducción, sino  también, para satisfacerlas sexualmente. La confianza en sí mismas está en expansión. Y los hombres siguen luchando para tratar de adaptarse a estos cambios revolucionarios. El hombre ha perdido su hegemonía en el ámbito público y en el privado, eso es un hecho. Hoy estos espacios son compartidos tanto por hombres como por mujeres. Ambos compiten por un mismo espacio laboral.
También, los modelos de erótica han sido transformados por los medios sociales. Modelos de sexualidad individualizada en busca de resultados inmediatos.  Hombre y mujer demandan su derecho al placer en igualdad. El hombre se ve obligado a cumplir con las expectativas de virilidad que se esperan de él. Rendir y dar la talla, en la obligación de ser capaz de hacer que la mujer quede satisfecha. Su gran preocupación es mantener su erección y que el tamaño cumpla con el canon.
En los encuentros sexuales no hay tiempo para el abandono, tan necesario, mientras se disfruta con los afectos y las caricias. Un buen día compartido con tu pareja, puede ser más enriquecedor que un orgasmo. La mayoría de los problemas no se resuelven en la cama, pero muchos salen de ella.

Pequeños cambios pueden solucionar el problema

Llegar a una complementación, fruto del entendimiento entre los sexos, en el plano afectivo, en el convivencial, en el que ambos sepan implicarse y comprometerse. Que en la intimidad y en su amatoria que el hombre sepa tomarse las cosas con calma. Que disfruten sin penetración, que se interesen por las sensaciones, esos son los verdaderos atletas, los auténticos amantes, la conjugación de dos personas en su más amplia diversidad, que el soluto y el disolvente constituyan una mezcla homogénea.
Las parejas que mantienen una relación satisfactoria son capaces de distinguir aquellas áreas o actividades que más les lleven a discrepar y probablemente, a discutir. Suelen ser muy cuidadosas y no permiten que tal desacuerdo vaya más allá de los límites de la convivencia. Es cuestión de las propias habilidades. Saber ceder y que la convivencia no se convierta en lucha de poder.


FRANCIS MONTORO
Sexólogo y Antropólogo Social

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