martes, 15 de enero de 2013

ADICCIÓN AL AMOR O MAL DE AMORES


¿EXISTE LA ADICCIÓN AL AMOR?
Un estudio  del Instituto de Salud Sexual de Los Ángeles (EE. UU.), asegura que la adicción al amor es comparable con los efectos que producen en el cerebro sustancias como la cocaína, la heroína y otros  psicotrópicos. Con información de Emol.com

Muchas personas pensarán que la adicción al amor es un invento mediático más, y que carece de sentido compararlo con   las  adicciones de sobra conocidas.
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¿Qué diferencia existe entre dependencia y adicción?
Todos corremos el riesgo de ser adictos a algo, puesto que el ser humano por naturaleza tiende a la búsqueda de las sensaciones placenteras. El problema surge cuando perdemos la visión de la realidad y queremos satisfacer nuestras necesidades placenteras de forma inmediata, y nos sumergimos en un mundo imaginario, irreal,  perdiendo el control de nuestra vida.

La dependencia puede ser adictiva y no adictiva. Todas las personas en cierta manera somos dependientes de algo o de alguien, por naturaleza, decía  el psiquiatra Rojas Marcos.  Dependencia a algo externo o interno, que nos ayuda a crecer y a marcar las fronteras de lo real y lo irreal.  Nos referimos a unas dependencias benignas que incluso nos ayuda creer como personas.

Ahora bien, la dependencia adictiva, ya es otra cosa diferente, y es cuestión de grados. Cuando la dependencia a algo, sea una sustancia, a una cosa o a alguien, hace que tu vida se vuelva ingobernable; cuando estás enganchado al objeto de deseo compulsivamente, que te hace perder la realidad hasta quedar anulada como persona. Es lo que nos viene a decir José Luis Cañas, en su libro Antropología de las Adicciones. "Las características psicosociales de cada persona son las que determinan y modulan la vía concreta y particular hacia un tipo de adicción". Quiere decir que las experiencias personales, la biografía de cada persona es determinante para detectar, analizar y tratar a la persona adicta.

Un problema existencial, pedagógico y preventivo más que psiquiátrico, judicial y policial
Desde el enfoque personalista de Cañas, se trata a la persona y no a la adicción, independientemente del objeto adictivo. La escuela personalista, no trata a la persona como enferma, ni trata la adicción como una enfermedad mental, sino a la propia persona que la sufre. No se centra en la sintomatología, sino en las causa existenciales profundas de la persona, en el sentido heiggeriano;  y eso es válido para todo tipo de adicciones. Su concepto de persona es la clave para la rehabilitación del sujeto que la sufre.  La persona adicta es persona antes y después de la adicción; lo que quiere decir que, durante su sometimiento al objeto adictivo, pierde el norte, su condición de persona, deshumanizada,  y se recurre a la rehumanización de su persona (rehabilitación) como objetivo del tratamiento. Consiste en la toma de  conciencia con su mundo,  la vida real.

Luego, básicamente es un modelo comprensivo en el sentido de que cada persona es todo un mundo, es única y diferente a la otra; no sólo mental o físico; un problema que trasciende lo meramente sanitario, judicial y policial; adquiere un campo de intervención más amplio, que abarca a más agencias e instituciones: la familia, profesorado, medios de comunicación; en la prevención y la promoción de la vida saludable.

La adicción no la determina la sustancia. Se puede ser adicto a una persona, al trabajo, a internet, etc., con un grado de dependencia  autodestructiva tan fuerte como la que padece la persona adicta a cualquier sustancia, la diferencia es que socialmente las primeras están mejor vista y aceptadas que las segundas. Es la conducta repetitiva la que determina el grado de la adicción, independientemente del objeto adictivo.

Pero, si la persona adicta quiere ser feliz, en la búsqueda del placer por la vía de la inmediatez, ¿por qué  la persona  se involucra en un juego amoroso  deletéreo, tortuoso. Es la paradoja.
Halpern, en su libro Cómo romper con su adicción a una persona, emplea el concepto Hambre de cariño. Un concepto que define como factor vehicular para rellenar carencias afectivas debidas a etapas infantiles y que permanecerán latentes en la etapa adulta. Una búsqueda continua de cariño le hará entrar en una relación sin amor,  tortuosa y deletérea.

Una  montaña rusa,  que pasa de la tristeza a la alegría, de la depresión a la euforia, de los celos a la confianza, del odio al amor. Con estas ambivalencias define a la persona adicta al amor.

Cuando el Hambre de cariño es el componente principal de la relación, surge esa ambivalencia entre el amor y el odio, puede estar seguro que existe un Hambre de cariño, puesto que está aceptando mantener esta relación sin haber aceptado la complejidad de la otra persona. (H.H).
La persona adicta tiene problemas de auto aceptación, falta de confianza en sí misma, falta de autoestima.

¿Cómo superar la separación adictiva?
Existe curiosamente una metodología  parecida a la de Alcohólicos Anónimos (AA), siguiendo sus doce pasos. Pueden existir grupos de autoayuda, como en AA. Personas que como tú han pasado por situaciones similares y se han liberado, rehabilitado (rehumanizado). Pero en realidad, existen muchos formatos de terapia.

Siguiendo a Howard M. Halpern, el principal consejo es, superar la separación, la soledad. Durante estos días solitarios, escribir lo que no estás dispuesto a aguantar, por qué crees que te ha llevado a esta situación de búsqueda de amor compulsiva, hacer un recordatorio de tus vivencias anteriores, de tu etapa infantil. Repasarlo y ampliarlo. No se recomienda recurrir a encuentros de amistad,  en ningún sentido, ni presencial ni virtual. Es bueno experimentarlo solo. Que la fiebre suba y baje.
Para superar el Hambre de amor, hay que tomar conciencia de la realidad, tomar las riendas de tu vida y gobernarla más por tu propio interés que por la adicción en sí.


Recomendaciones finales

1)  No rellenar  el vacío compulsivamente con la primera persona que aparece en tu camino
2)  Retomar la vida, pero con sentido de la realidad, de tu propia realidad.
3)  La dependencia se disfraza de amor. Buscar recibir más que dar
4)  Si repites la misma historia es porque aún te falta por descubrirte. No seas infantil  e intenta madurar.
5)  Evaluar los costes y lo beneficios. Evaluarlo requiere estar en un estado de objetividad y no de confusión para tomar decisiones tan importantes. Pide ayuda.

Recordar que el grado de satisfacción debe incluir aspectos como el grado de comunicación, reconocimiento, afectos, apoyos, respeto mutuo, confianza, ocio y las diversiones compartidas, autoestima, crecimiento personal, y por supuesto la gratificación en vuestras relaciones sexuales.
Por cierto, aquí podéis oírme en el programa de La Mar de Noches en los 40 Principales. Saludos
.http://mediablogs.los40.com/lamardenoches/files/2013/01/16-NOTIEXPERTO-ene_.mp3

Francis Montoro

Referencias:
-Cañas, J. L., Antropología de las adicciones. Psicoterapia y rehumanización. Ed. Dykinson.2004.Madrid

-Halpern, Howard M. Cómo romper con su adicción a una persona. Ed. Obelisco.2004. Barcelona

3 comentarios:

  1. por qué nop salen comentarios??

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  2. Quería saber cómo se detecta la adicción??

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  3. Hola; ante todo, siento que te haya costado comunicarte. Debe ser un problema de configuración. Llevo poco aquí y aun no manejo esto muy bien.
    Sobre tu pregunta; primero decirte que esto de poner etiquetas a todo no es lo mío. Es la propia persona que lo sufre la que debe en primer lugar reconocer que tiene un problema. Es el primer paso; como los adictos al alcohol, primero tienen que decir “soy alcohólico”. Sin ese requisito no hay nada que hacer.
    Una persona puede ser adicta adicto al amor cuando tiene una necesidad compulsiva de localizar una pareja porque está convencida de que es realmente el amor de su vida. Por instinto compulsivo y no porque libremente lo ha elegido, sabiendo que la relación no es por atracción sexual. Un impulso incontrolado, compulsivo de conseguir esa persona a pesar de que no es buena para ti.
    En segundo lugar, el pánico ante la idea de separarte, equiparable a lo que sucede cuando un adicto a la cocaína no tiene la sustancia o está a punto de quedarse sin ella.
    En tercer lugar, cuando se ha roto la relación, tienes un síndrome de abstinencia, una agonía, irritabilidad, hasta depresión. Que solo puedes mitigar volviendo a pesar del sufrimiento.
    Cuarto; tras la ruptura, no dejas tiempo para estar sola y procurar reflexionar, crecer, ver la realidad; sino que procurar evadirte, ocupando el tiempo con otra actividad compulsiva; todo menos estar en soledad. Porque realmente estas personas no saben estar solas. También, puede buscar evadirse de la realidad enganchándose a otra nueva. Y así empieza otra vez la tortura.
    Piensa que estas personas generalmente tienen necesidad de cariño, y nunca están satisfechas. Procuran mantenerse enganchadas en base a la necesidad –adictiva, aunque lo estén pasando mal y esa elección amorosa no sea la adecuada.
    Un saludo

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