Lo público es definido como el espacio formado por el conjunto de
historias o discursos comunes a todos. Según Hannah Arendt: La palabra público significa, en primer lugar, que todo lo que
aparece en público puede verlo y oírlo todo el mundo, sin restricciones. La apariencia es algo que ven y oyen otros
al igual que nosotros, constituye la realidad. E incluso, nuestras
pasiones, nuestra vida más íntima, dejan de ser individuales y personales para convertirse en públicas cuando las
adecuamos en forma de narrativas, escritas o audiovisuales. A través del arte,
de las imágenes, en definitiva de nuestros textos, ampliamos la línea que
separa o une ambos terrenos.
La apariencia está hecha, configurada
con ambas partes, la pública y la privada. Lo privado está formado por las
experiencias vividas desde el espacio social amplio, y al revés, lo público es
la proyección de muchas individualidades compartidas. Pero debe producirse una
transformación, una adecuación para su aparición pública. Un ejemplo el libro
Arendt,Entre Amigas[i].
Es a través de este género como sus vidas intimas se transforman en públicas.
El espacio público (EP), produce estereotipos
imitables y compartidos, que terminan cristalizando como ideales. Ejemplo, los
relacionados con la apariencia corporal. La representación repetida de estos
ideales corporales induce al espejismo del modo de ser hegemónico, a la vez que
invisibiliza otras formas o modos de ser que no encajan con esa realidad
construida. Es como decía Goffman, E., El
Estigma.[ii]
Personas que por no reunir los requisitos
normales, que a pesar de conocerlos saben que no son válidas. Los medios
virtuales son ideales para fabular e interpretar. J. Butler[iii]:No se trata simplemente de hacer ingresar a
los excluidos dentro de una ontología establecida, sino de una insurrección a
nivel ontológico, una apertura crítica de preguntas tales como ¿Qué es real, qué vidas son reales?
Existe un discurso mediático en el
EP, sobre la vida saludable, que
promueve la sociedad de consumo; ellos establecen los límites y fomentan el
consumo. No olvidemos que el poder económico es dueño del poder mediático, del soporte de lo público. Los límites de la
información los establecen estas instituciones financieras, mediáticas y de
poder.; un tres en uno, como diría Silvio Berlusconi. Creadores de estereotipos
de aceptación, pero también de rechazo; generadores de valores y
contravalores, que terminan
cristalizando en la ciudadanía y se los apropian los unos contra los otros;
estos, los no válidos, invisibilizados,
excluidos por no cumplir con los estándares de normalidad establecidos.
Los estereotipos sobre el cuerpo
son dinámicos y han cambiado a través de la historia y de la cultura. Antes era
a través del arte, ahora de los medios de comunicación de masas: el cine, la
televisión, los videojuegos, internet, la prensa gráfica,. Todos son
productores y reproductores de estereotipos que los potencian y difunden;
aprueban o rechazan conductas a través de anuncios publicitarios, y terminan
siendo aceptados por el público como valores a imitar.
Los ideales de belleza para
hombres y mujeres siguen siendo asimétricos, y diferentes para cada sociedad y
cultura. Patrones o cánones de belleza que interiorizan los agentes sociales de
muy diferente forma.
En nuestra cultura occidental,
los hábitos saludables, el ocio y el tiempo libre, la preocupación por el
ejercicio físico y por la alimentación sana, determina un ethos de persona válida, que
cumple con las expectativas de prestigio social propias , inscritas al
grupo de pertenencia. Las que no cumplen
estos requisitos, son excluidas. Son construcciones de señas de identidad de un
nosotros frente a los otros.
Luego, son los medios como
agentes de socialización, los responsables de categorizar el grado de validez,
y por consiguiente, los culpables del rechazo a los Otros por no cumplir con
los cánones. Otra forma de
discriminación y xenofobia en torno a la validez del cuerpo; una forma de racismo institucionalizado, por
el aspecto o la apariencia, que vigilan y controlan a través de sus mensajes;
culpabilizando aquellos comportamientos poco saludables; el propósito -cambiar
nuestro cuerpo en función de la moda.
Asociando el ideal corporal con
otros valores sociales, categorías de personalidad positivas o negativas en
función de estos ideales. Aproximarse a los cánones ideales corporales es
sinónimo de éxito (María Calado Otero) .
Estos mensajes, como dice[iv],
están generados por los medios de comunicación, que instan al consumo de
cualquier tipo con el objetivo de incrementar los beneficios económicos del
producto. “ Por eso los distintos
discursos e imágenes que se representan tienen un hilo conductor: la economía
consumista, que pretende crear
necesidades, desculpabilizar el consumismo, difundir modelos de vida, moda,
accesorios, venta a distancia o telepago” (Vera, 2005, cita Calado, pg.
71).
Lo cierto es que, a pesar de que se atribuye a la obesidad y la
persona obesa calificativos como de
perezosa y carente de voluntad (Calado), y por más que se ha pretendido desde
las instituciones penalizar dicho mensajes, aún siguen insistiendo en que la
delgadez es un signo positivo, deseable; mientras genera sufrimiento y sentimiento de
culpa en las personas con sobrepeso que no pueden evitarlo. Ver publicidad pro-esbeltez en más de diez revistas
españolas, con más de 150.000 ejemplares, cuyas destinatarias son mujeres entre
14 y 24 años (cita en su libro).
La importancia del cuerpo en los
medios de comunicación contribuye a fomentar los estereotipos de ideales de
belleza y personalidad; ambos al parecer asociados” las representaciones corporales estereotipadas ideales se asocian con
valores personales de éxito”(Cita Calado, pag.78). Esta autora critica y
denuncia estos mensajes tan perjudiciales, y que para ella, son causantes de
los trastornos relacionados con el aspecto y la imagen corporal, así como con
los trastornos de la conducta alimenticia (TCA), cada vez más numerosos; que afectan
a una población cada vez más joven, así como cada vez más mayor, curiosamente;
los márgenes etarios se agrandan dado
que sigue prevaleciendo un modo de ser ideal: joven y delgada para ellas, y
joven fuerte para ellos; invisibilizando al no joven o maduro, que ni es joven
ni es viejo. Ya no digamos al viejo, que
es la cuarta parte de la población actual; estos ni existen a efectos de
consumo salvo para las industrias farmacéuticas: los viejos son válidos y viables,
activos interesantes mientras respiren; pero eso ya es otro tema. Volviendo a esa segunda adolescencia, los maduros, los que verdaderamente pueden,
son inducidos por la sociedad de consumo a seguir el ideal de la eterna juventud, y se les anima a seguir invirtiendo en apariencia.
Francis Montoro
Referencias y notas:
[i] Correspondencia
entre Hannah Arendt y Mary McCarthy, 1949-1975 / edición, introducción y
prologo de Carol Brightman . Son cartas,
correspondencia escrita en la que intercambian experiencias personales.
[ii] Goffman
E., El Estigma. Buenos Aires:
Amorrortu.1970
- Ritual de la interacción. Buenos Aires:
Tiempo. 1971
[iii]
Butler, J. 2006, Vida precaria. El poder
del duelo y la violencia. Buenos Aires, Paidós.
[iv] Calado
Otero, María; 2011.: Liberarse de las
apariencias; género e imagen corporal.Pirámides, madrid
Cristina Peñamarín, ¿Hay vida política en el espacio
público mediatizado? ISSN: 1135-7991.CIC, 2008,vol.13 61-78
Primera foto, personal.
Segunda foto, copiada del facebook
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