lunes, 4 de mayo de 2015

LA EDUCACIÓN SEXUAL...¿ CURA, MÉDICO O SEXÓLOGO?

Cuando hablamos de EDUCACIÓN SEXUAL, qué papel juegan las agencias institucionales, religiosas, sanitarias, en las definiciones como sexualidad,  amor, pareja. Y, sobretodo ¿cuál es la idónea?


TUTIFRUTI
Estamos viendo que la Iglesia sigue reforzando los modelos de pareja en la heteronormatividad, esto es, solo conciben las relaciones hombre-mujer, y excluyen o invisibiliza las otras que no consideran normales, o "antinaturales", como es la relación hombre-hombre, mujer-mujer. Pero, también excluyen de su norma otros modelos de parejas no tradicionales, como los nuevos modelos de familias reconstituidas, o las que ahora se están dando como las LAT.

De la naturaleza a la cultura, fue el gran salto que dio el ser humano. Lo natural vs cultural, gran paso histórico del homo sapiens.

Es un hecho, que la Iglesia está mirando hacia otro lado, porque no quiere reconocer que existen muchos tipos de parejas además de las que ella considera normales. Así es que, se niega la evidencia, el dinamismo social, el cambio en los modelos culturales consecuencia de una globalización y el cambio de costumbres culturales que  ciertas instituciones tan conservadoras  no termina de digerir.

Sobre su definición de sexualidad, viendo el libro que recientemente ha publicado el Obispo de San Sebastián, Mons. José Ignacio Munilla, y a Begoña Ruiz Pereda (Seglar consagrada), sobre su libro “SEXO con alma y cuerpo”, me produce una sensación de estar encorchetado en una línea doctrinaria. Que aunque con pretensiones de aperturismo literario, con algunas expresiones modernas, tratando  de transmitir un nuevo mensaje sobre lo que para la Iglesia es la sexualidad, pero, a mi entender, el fondo es el mismo.

No sé qué formación en sexología tiene la seglar consagrada,  Begoña, pero,  no parece que sea la mía. Tal vez, tenga más éxito que yo como educadora sexual, porque, es cierto que los educadores sexuales formados en mi línea sexológica hemos sido mal entendidos, y nos han cerrado muchas puertas sin antes habernos escuchado. Si es por eso, estamos dispuesto a cambiarnos el nombre. En vez de sexólogos titulados con un Máster en Sexología por la UAH, y que nos acredita para dar educación sexual, que nos cambien el título por "afectivo-sexual". Si al final, siempre hablaremos de lo mismo, lo que sabemos y debemos –del Hecho Sexual Humano, de hombres y mujeres,  y de la sexualidad como condición de ser sujetos sexuados. Seguiremos en la línea para atender las inquietudes de los jóvenes, en función de lo que saben, quieren saber y de lo que deben saber.

Es cierto que no hablaremos de la inmortalidad del  Alma o de la Verdad de Cristo, porque está fuera de nuestro campo disciplinar. Pero sí hablaremos del cuerpo y la mente. No hablaremos de la Castidad, pero sí de los sentidos. También hablaremos de la sexualidad saludable y sobretodo responsable.
La genitalidad, aunque no se lo crean,  no es nuestro objeto de estudio, aunque cuando hablamos de sexualidad, es lo primero que les viene a la mente a todos. Nuestro objeto de estudio es el Sexo, entendido como- los sexos, o sea,  la cuestión de los sexos, -de hombres y mujeres- como sujetos sexuados, que viven y expresan una sexualidad propia y particular, porque como tantas veces repetimos –todos somos únicos e irrepetibles.

Luego, el respeto, otro valor,  también es a la diversidad, no solo religiosa, sino, sexual, política y sociocultural.
Tal vez eso no sea suficiente para que los centros nos vean como poco creíbles, y sigan prefiriendo el cura, la monja o el médico; así cubren su expediente, y no se complican la vida. Porque eso de hablar a los adolescentes de estos temas, uff, es muy arriesgado ¿no?
La iglesia  no renuncia a perder su hegemonía en materia de educación, y sobre todo en esto de la castidad, luego, son ellos los que no se quitan de la cabeza esto de la genitalidad, cosa que los sexólogos ya tenemos sublimado, y de lo que casi ni hablamos. Los médicos, porque su discurso sigue siendo más creíble, sobre todo por su conocimiento en las enfermedades de transmisión sexual, luego también centrados en el locus genitalis,  el primero prohibitivo, el segundo prescriptivo; ambos normativos. 
Y no se trata de prohibir, ni permitir, sino de cultivar
 Nosotros, insisto, lo abordamos siempre dentro de la dimensión humana, cultivadora y comprensiva, donde los afectos, las emociones son el eje principal del discurso.

Que pienso que todos los agentes sociales o religiosos son válidos, y que todos nos complementaríamos para educar adecuadamente, pero excluir por sistema, y sin conocernos adecuadamente es un error.

Luego, ¿qué instituciones son las que genitalizan el Sexo, perdón los sexos?

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