sábado, 4 de mayo de 2013

LOS HOMBRES QUE MENOS COMPARTEN TAREAS DOMÉSTICAS TIENEN MAS RELACIONES SEXUALES



UN ESTUDIO REVELA QUE LOS HOMBRES CUANTO MÁS HACEN LA COLADA, FRIEGAN EL SUELO,  MENOS SATISFACCIÓN SEXUAL PROVOCAN EN SUS PAREJAS.


¿Cómo influyen las relaciones sexuales  cuando los hombres se meten a cocinicas?¿A las mujeres les pones más  los hombres que se tocan los “cataplines” mientras la mujer lo hace todo? ¿Es cierto que el reparto de tareas domesticas influye en la respuesta sexual de la pareja?
   Un hombre con la fregona en la mano al parecer resulta poco erótico para su pareja.
 Según dicho estudio, cuanto más marcadas las diferencias de roles hombre-mujer, más fuerte es el deseo o atracción sexual, o por lo menos, más satisfacción marital.
  Este estudio realizado en Estados Unidos, y al parecer sobre una población más clásica y tradicional; con lo cual, los roles sexuales entre ambos son más rígidos, mientras que las tendencias entre las parejas más jóvenes sería al contrario más flexibles e igualitarias.
 Según las nuevas tendencias,  el reparto igualitario de las tareas doméstica, se da más en las parejas jóvenes, y más en los tiempos que corren. Imaginad una pareja en la que ambos trabajan ¡qué afortunada! Pero cuando no es así, que solo es uno el proveedor familiar, el reparto equilibrado, está más que obligado. Este asunto,  aunque parezca contradictorio, aún es el tema del conflicto de muchas parejas.
  De hecho es el más habitual  en los problemas de pareja. El reparto de tareas domésticas suele ser fuente de conflictos en las parejas tanto heterosexuales como homosexuales, puesto que despiertan ese “bicho del poder”.  Según Camila Plagia, aunque reconoce la labor de las políticas feministas para integrar a las mujeres en la esfera social, aun existen grandes diferencias en la sexual. De la diferencia entre sexos, las mujeres dominan la esfera sexual y emocional.
  Cada uno hace  lo que puede y se necesita que ambos pongan de su parte, se complementen; para lo cual, deben negociar las reglas de juego con el mínimo de conflictos. Pero, si encima, tu mujer te critica por lo mal que han planchado, lavado, tendido la ropa. Tú que has puesto toda la ilusión del mundo, te has preocupado en seleccionar colores, y mirado las etiquetas, has puesto el suavizante en el compartimento que pone en las instrucciones; has tendido la ropa con las pinzas apropiadas…qué lio, pero estás aprendiendo y necesitas un reconocimiento como todo el mundo. Tal vez, como premio hagáis el amor…Te lo has merecido. Pero, en cambio, llega del curro y te reprocha lo mal que lo has hecho todo. Una mujer, tras un conflicto, raras veces estará dispuesta a la demanda erótica de su pareja.
   Consejo para los hombres: no mendiguéis un “polvo” de esa manera tan humillante; porque terminareis creyendo que cada vez que tenéis sexo es como premio y no porque os desea. Además, si es manipuladora, cada vez os pondrá el listón más alto.
Volviendo al este estudio:
 ¿Por qué puntúan alto en –satisfacción marital-  las parejas con un modelo  rígido “clásico” –sexista, y, por el contrario, el flexible e igualitario –insatisfacción sexual, según las encuestas?
Me pregunto si tendría que ver con los límites en la pareja. Si en las clásicas y tradicionales los límites eran más claros y definidos, ellos dirían  típicamente masculinas, y ella las tareas típicamente femeninas. Pero, estos roles sexistas ya están  anticuados. Otra cosa es que en ciertas familias más tradicionales y conservadoras, a los hijos e hijas los hubieran educado en esa línea tan diferenciada para cada sexo; con lo que se reproducirían los estereotipos sexistas y rígidos de sus padres.
  Lo que solemos decir, "hacen lo que vieron en su casa", y que una vez que constituyen su propia pareja afloraran esas diferencias heredadas. Pero, no solo se educa desde casa.
  Los discursos que generamos en los medios de comunicación sobre estos asuntos tan polémicos, también producen sus efectos. Estaríamos reproduciendo estos estereotipos como ideales, y se corre el riesgo de imitarlo.
  Por otro lado, se irritarán las feministas porque tocamos un tema central en la relación hombre-mujer, y  en la lucha de poder entre sexos como principal fuente de conflicto. 
Este es un estudio muy arriesgado, puesto que deja en evidencia la tarea que vienen haciendo las feministas por la reconciliación familiar y laborar. Tratar de romper esa manida dicotomía, para el hombre el espacio público y para mujer  el doméstico.
¿Creéis que es válido llegar a la conclusión de que en las parejas que siguen un modelo tradicional de hombre en el sofá tocándose los "cataplines" y mujer haciendo la casa, son los que más follan?  Sé de parejas en las que el hombre no hacía nada en casa, la convivencia era conflictiva, y las relaciones sexuales cada vez eran peores o incluso inexistente. Tras dialogarlo con su pareja, se convenció de que debía participar más en las tareas del hogar. Ahora la satisfacción marital es más buena y satisfactoria. 
   Si llegamos a la conclusión de que un hombre cuanto menos colabora en las tareas de casa es más masculino, y al revés, la mujer  cuanto más dotada para estas tareas domésticas es más femenina, y si, precisamente estas diferencias son las que hacen que ambos se atraigan sexualmente, estaríamos reproduciendo unos estereotipos de género muy patriarcales, arcaicos y por supuesto -sexistas.
   "Cuando la rutina entra por la puerta, el amor sale por la ventana".
 Cada pareja construye su propia erótica. Cuando se buscan y  se unen o deciden vivir juntos  es porque hay una afinidad compartida, y un compromiso. Su grado de satisfacción sexual tiene que ver con la atracción sexual. Lo que llamamos deseo,  es la clave, pero éste hay que nutrirlo con más variables cada día. 
    Repito, el grado de satisfacción sexual de la pareja no es medible por el número de encuentros sexuales al mes, sino por la calidad de los mismos. Las habilidades de ambos para renovarse y ser creativos es la clave para que la pareja sea feliz, independientemente de cómo lleven las tareas domésticas. Pues si la medida está en  cuantos más polvos mejor, y  si no se tiene en cuenta que la cuestión no es cuántos sino, cómo son los que echáis; a lo mejor la cantidad no es lo más importante.